Fiesta de la Presentación del Señor
“Tenía que ser en todo semejante a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel delante de Dios, para expiar los pecados del pueblo”.
“Tenía que ser en todo semejante a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel delante de Dios, para expiar los pecados del pueblo”.
La Iglesia, a través de los siglos, ha utilizado el Evangelio de hoy como un signo externo del sacramento del matrimonio. Durante el mismo período de tiempo, la Iglesia siempre ha considerado el sacramento del matrimonio como un sacramento menor, hasta el punto de que, aparte de María y José, nunca se ha cantonizado a una pareja como santo.
Necesitamos decirnos a nosotros mismos y a Dios cada día: Señor, soy tu siervo y vengo a hacer tu voluntad.
Hoy, no estés ansioso ni demasiado preocupado por los eventos que están sucediendo en nuestro mundo.
Todas las personas son amadas a la existencia por un Dios amoroso e inculcadas con el deseo de ser uno con Dios y vivir unos con otros en justicia y paz.
La Santísima Eucaristía es la presencia misma de Dios en un objeto tangible, el pan y el vino, porque Dios ha decidido que Su morada estaría en los corazones de los fieles.
Jesús, aunque es Dios, afirmó ser igual al Padre.
El Espíritu Santo es el Señor y dador de toda vida.
El domingo de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles reunidos en el aposento alto, donde habían estado durante los últimos cincuenta días.
“Nadie tiene amor más grande que este: dar la vida por sus amigos”.