Domingo de Pentecostés

Domingo de Pentecostés Lecturas

Hoy es el cumpleaños de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo está formado por la gracia del Espíritu Santo y es testigo de la historia de la salvación. Así, para los bautizados, la inhabitación del Espíritu Santo proclama a través de nosotros el gran misterio del perdón de los pecados y la reconciliación del pueblo de Dios con Dios mismo.

Los Apóstoles y los discípulos estaban confundidos después de la pasión y muerte de Jesús en la cruz. Su resurrección fue presenciada por muchos de sus seguidores y, aunque celebraron su victoria sobre la muerte, seguían confundidos. Por lo tanto, permanecieron escondidos esperando el día en que todo les sería revelado a través del Paráclito o Dios el Espíritu Santo.

Se nos dice que el Espíritu de Dios vino sobre ellos en forma externa de lenguas de fuego. Renovados en espíritu y en verdad, los apóstoles y los discípulos salieron del aposento alto para proclamar a Cristo crucificado y resucitado de entre los muertos y que Él es la fuente de toda vida. Aquel domingo de Pentecostés, el aposento alto, donde los Apóstoles y los discípulos se acurrucaron por miedo a los judíos, quedó vacío para siempre, pues salieron a proclamar la buena nueva y a hacer discípulos a todas las naciones.

En los primeros años del pontificado de San Juan Pablo II, éste convocó un nuevo Pentecostés y una nueva efusión del Espíritu Santo y una renovación de la faz de la tierra. Vimos que movimientos dentro de la Iglesia, como la Renovación Carismática, Cursillos de Cristiandad, Encuentros Matrimoniales y la Divina Misericordia, revelaban la presencia de Dios en sus vidas mientras renovaban en amor a sus familias y a su mundo. Un nuevo fervor recorría la Iglesia y muchos que se habían alejado volvían a proclamar a Jesús como Señor y Salvador.

Tan bruscamente como empezó, los movimientos comenzaron a decaer y a desvanecerse alrededor del año 2000. Era casi como si Dios hubiera retenido su gracia. Sin embargo, creo que estamos en la noche oscura del alma, como San Juan de la Cruz describe tan elegantemente en sus escritos. Estamos en una época en la que los llamados respondieron y fueron y siguen siendo renovados en espíritu y verdad. Sin embargo, su fe ya no es una fe infantil, sino una fe madura que no necesita los consuelos de Dios, porque el Dios de todos los consuelos es suficiente.

Todavía estamos llamados a abandonar el aposento alto, salir a la luz y proclamar juntos para siempre la bondad de Dios por habernos amado primero. Una cosa poderosa está ocurriendo en nuestros días. Las ovejas que escuchan la llamada del pastor se están separando del rebaño y se están formando en un ejército para proclamar al mundo que Jesucristo es el Señor. Permaneced fieles, llenos de esperanza y de la promesa de la gloria eterna, mientras Dios va configurando un nuevo cielo y una nueva tierra en los que todos somos hermanos e hijos del único Dios verdadero.

Feliz Cumpleaños

Diácono Phil