Vigésimo tercer domingo del tiempo ordinario

Vigésimo tercer domingo del tiempo ordinario Lecturas bíblicas

Reflexión sobre la Escritura

Durante las últimas semanas, hemos escuchado la importancia de renunciar a todo lo que somos y a todo lo que tenemos por el Evangelio. Algunos pueden pensar que renunciar a sí mismos y a sus posesiones, significa dejarlo todo y convertirse en un pobre. Pero esa no es la intención del Evangelio.

Una persona que no tiene nada y está poseída con el pensamiento de no tener nada y anhelando y deseando que la fortuna cambie, es tan culpable como la persona que lo tiene todo y quiere más. Dios no competirá con nuestros deseos porque cuando deseamos algo más que Dios, entonces no estamos listos para la amistad y la comunidad del Espíritu Santo.

En Cursillo, se hace una pregunta a todas las personas que asisten a la renovación de cuatro días. La pregunta, “¿Cómo gastas tu dinero, cómo gastas tu tiempo, y qué pensamiento es el más recurrente en tu mente diariamente?” Si la respuesta no está orientada a buscar primero el reino de Dios, entonces nos estamos conteniendo y no lo estamos dando todo.

San Juan de la Cruz escribió en el Cántico Espiritual, que si queremos el Todo, que es Dios, entonces debemos darlo todo, que somos nosotros mismos. ¿Estamos preparados?

Diácono Phil