Primer domingo de Cuaresma

Primer domingo de Cuaresma Lecturas bíblicas

Reflexión sobre las Escrituras

En la primera lectura de hoy, se nos habla del pecado de Adán y Eva, nuestros primeros padres. ¿Por qué les prohibió Dios comer del árbol de la ciencia? Lucifer, el mayor de todos los ángeles, se había rebelado contra la idea de que el Hijo de Dios asumiera una existencia humana. Lucifer estaba cegado por el orgullo y se negó a adorar al Dios Hombre. A su vez, Lucifer fue expulsado del paraíso.

Adán y Eva fueron amados por Dios. Poseían una inocencia que no se vería en el mundo hasta el nacimiento de Jesús. Adán y Eva no tenían pecado y vivían en la bendición divina. El pecado estaba presente en el mundo, pero Dios, en su infinito amor, no quería que se expusieran y perdieran su inocencia. Su pecado fue el pecado de la desobediencia y del orgullo, porque su deseo, una vez que comieron del fruto prohibido, era ser iguales a Dios.

El pensamiento fue plantado por Satin en sus mentes y ellos cedieron a la tentacion y su inocencia fue destruida. Esta es nuestra herencia de nuestros primeros padres.

Emprendemos un nuevo camino de Cuaresma. El ayuno y la abstinencia forman parte del viaje. Sin embargo, a diferencia del ritual ordinario, el ayuno y la abstinencia son un alejamiento de los placeres materiales y un aquietamiento del espíritu para que podamos experimentar a Dios en el ámbito espiritual.

¿Cómo nos prepararemos este año para la Cuaresma? Podemos renunciar a cosas que nos gustan y de las que obtenemos placer y que no son pecaminosas en sí mismas. Seguiremos las enseñanzas de la Iglesia sobre el ayuno y la abstinencia. Estos sacrificios en sí mismos no conducen a la santidad. Debemos experimentar el amor de Dios en estas acciones, para que podamos volver a la inocencia que poseían nuestros primeros padres en la bendición original.

La conversión o vuelta a Dios es un compromiso del corazón y de la mente para dejarnos amar más por Dios. Cuanto más permitimos que Dios nos ame, más crecemos en amor hacia Él y hacia los demás.

Comienza la Cuaresma con un objetivo. Establecer la meta en oración y con la ayuda del Espíritu Santo. Escribir lo que queremos ser al final de este viaje de seis semanas, teniendo en cuenta que nuestra meta debe incluir siempre un caminar más cerca de Aquel que nos ama. Permitamos que esta Cuaresma sea una experiencia de conversión y recemos para que todos lleguemos a ser una nueva creación en Cristo.

Diácono Phil